Y llega la noche, sin reglas ni prejuicios. En tu pequeño mundo personal; donde suceden las cosas… Donde llegan los segundos que te hacen respirar. Te recuestas, y todo fluye en la cómoda oscuridad, escuchas las hojas, ya no piensas en el miedo y vuelven a llegar los segundos, que te hacen respirar.
Y es que entre la curiosidad y lo que se siente, te hace respirar, con ese ligero movimiento que invita a los dulces sueños acompañados de la pequeña tortuga… Y vuelves a estar en tu pequeño mundo personal.
Te sonríes y cierras los ojos dejando que los segundos aparezcan en tu pequeño mundo personal, es hora de decidir y lo haces, decides respirar. Te pica los labios, los mojas de nuevo. Es hora de dormir, aunque sea pensando en esos segundos que te hacen respirar.
Nadie sabe.
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